La estética femenina ha ido evolucionando a lo largo de la historia y muy a menudo. Mientras en el pasado las curvas propias de la figura femenina, la tez pálida y el pelo largo eran signos de belleza, en los últimos años esto mutó. La delgadez, la inexistencia de curvas y pelo en todo el cuerpo… Todo esto se convirtió en la nueva dinámica del mundo de la moda. La que conocemos ahora. O conocíamos, gracias a John Galliano.
Desde que John Galliano irrumpió en el mundo de la moda (no se puede decir de otra manera) nos ha tenido acostumbrados a lo disruptivo, lo revolucionario. Ya al frente de la casa Dior, cada nuevo desfile era dramático, deslumbrante y embriagadora (en el buen sentido). Las fashion weeks no terminaban sin el desfile del diseñador. Tras su marcha de la maison en 2011, corrieron rumores de que iba a abandonar la moda, y es que nadie se esperaba la partida del gibraltareño.
Tuvimos que esperar hasta 2014 para verlo de nuevo al frente de una histórica maison, pero esta vez fue de Maison Margiela, de la que lleva al frente desde entonces. Si bien la estética de John Galliano siempre estuvo marcada por los excesos y el derroche, esto no siempre le acarreó una buena fama, y es que, de hecho, fue justamente eso lo que le distanció de la alta costura y de Dior.
El barroquismo, la excentricidad, las realidades imposibles y la deconstrucción de las ideas preconcebidas eran su especialidad.
Y una vez más, lo ha vuelto a hacer. Romper códigos, restablecer las reglas. Como ellos mismos dicen desde Maison Margiela: “la colección Maison Margiela 2024 Artisanal pinta un cuadro de las prácticas y los acontecimientos que dan forma al carácter reflejado en nuestra ropa”.
Pero esta vez John Galliano se ha inspirado en las fotografías de Brassaï, voyeurista parisino retratista de la capital francesa durante los años 20. Pero no es el fotógrafo de cualquier París, si no el fotógrafo del París nocturno, marginal y bohemio.
“Bajo el Puente Alejandro III, a la luz de la primera luna llena del año, el director creativo John Galliano captura un momento en el tiempo: un paseo por los bajos fondos del París más auténtico, más real”, como explican desde la maison. Intrigado por las fotografías de Brassaï, Galliano nos abre la puerta a una nueva realidad y la vuelta a una estética ya conocida en el pasado. La estética del reloj ha vuelto: gracias, por supuesto, a curvas y moldes en las caderas, a modo de prótesis, que acentúan y ensalzan la figura.
No es esto, sin embargo, lo más llamativo o lo que más ha llamado la atención a las masas. La propuesta de Galliano ha ido más allá, y es que el diseñador ha reivindicado el pecho femenino, dejándolo libre, al aire y en su máximo esplendor. La gota que ha colmado el vaso y que ha, incluso, detonado la polémica, ha sido el vello púbico que se ha dejado entrever, a veces más a veces menos, por debajo de los encajes y piezas. Eran, en principio, postizos sobre ropa interior, pero no hizo falta mucho más para llamar la atención.
Lo hizo mucho también, sin embargo, el maquillaje, muy llamativo y emulado horas más tarde por todo internet. Pieles brillantes, casi como de cera, efecto porcelana, con mucho colorete, bocas pequeñas y cejas muy finas. Casi como muñecas, con sus tirabuzones y rostros enmarcados. Una propuesta rescatada casi de la estética de antaño que reivindica y ensalza la maison.
El Galliano más puro, real y poético ha vuelto. Poniendo, por supuesto, la guinda al pastel que supuso la semana de la alta costura parisina. Guinda puesta también por la espectacular aparición de Gwendoline Christie cerrando el desfile con un vestido de látex.
Todas las fotografías vía Maison Margiela
John Galliano ha vuelto más John Galliano que nunca y reivindicando la figura de la mujer. Una mujer con curvas, pelo y pechos. ¿Será esta la señal de un cambio de paradigma en la estética femenina?
Fotografías de Brassaï
Xiana Fernández @xianafernandezz
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