J. L. – ¿Qué simboliza en Coma profundo, el despertar en la canción y hace un proceso de como de sanar o de un regreso a la realidad después de una situación difícil?
Luz –Yo creo que, cuando lo hicimos, venía más de un momento de bloqueo emocional. A veces, cuando tienes un bloqueo, ni siquiera eres consciente de lo que estás sintiendo realmente. Y un día, de repente, es como si te despertaras y te viniera todo el conocimiento del universo. Te das cuenta de todo. Pero en realidad, lo que pasaba es que tenías un bloqueo del 15, y de repente conectas con tus emociones y dices: Ah, era esto. Parece magia, pero en verdad siempre estuvo ahí. Solo que no sabías verlo. Creo que iba un poco por ahí
J. L. – En Uno Más colaborasteis con Zahara, y en Dime Baby con Chelsea King ¿Cómo fue trabajar con ellas? ¿Cómo surgieron estas colaboraciones?
María – Pues lo de Chelsea fue porque la escuchábamos un montón. Salíamos, poníamos sus canciones y las quemábamos en el coche. Sergio y yo decíamos: Dios, ojalá pudiéramos hacer algo con esta chica algún día, como cumplir nuestro sueño frustrado de hacer una colaboración con alguien de fuera, súper pop y tal. Así que le escribimos por Instagram, literal. Le tiramos la solicitud sin esperar que respondiera, sin pretender nada. Y de repente… ¡llega un mensaje en inglés que decía: “Yes! Esta y de best”*! Fue una locura.
Sergio – Y con Zahara fue por Vanana. Nos lo comentaron porque teníamos esa canción hecha y queríamos que fuera una colaboración. Nos dijeron: ¿Y si probamos con Zahara? Creemos que pegaría mucho. Así que se la mandamos. Ella nos respondió que le encantaba y que ya nos escuchaba desde antes, cosa que nos dejó un poco rayadas, en plan ¿en serio?. Fue genial. Nada, nos vinimos a Madrid un día grabamos todo con Zahara y nos volvimos súper emocionados.
J. L. – En temas como Por la noche hay un toque personal y emocional sobre el desamor. ¿Cómo os enfrentáis a la vulnerabilidad al escribir canciones tan íntimas?
María – Pues es una suerte, porque como nos conocemos tanto y al final componemos solo nosotros, encerrados en una habitación, es bastante fácil—al menos para mí—exponerme delante de ellos. O sea, yo soy una bocazas, eso es lo primero, pero no sé… me siento en una zona de confort. En ningún momento se hace raro ni me siento insegura, todo fluye de manera muy natural.
Luz – Y creo que lo encaramos bastante de frente. Desde el principio siempre hemos sido bastante personales con lo que escribimos. En ningún momento nos hemos frenado por pensar oye, que esto luego lo va a escuchar todo el mundo. Es verdad que no te das cuenta en el momento de que la gente se puede llegar a identificar con lo que escribes, pero al final es algo muy nuestro.
Sergio – Sí, es como un espacio seguro para nosotros. Un poco como un diario interno entre todos, una conversación general sobre nuestras mierdas.