Esta nueva forma de percibir el mundo de la moda y las pasarelas es cuanto menos innovadora. El poder de crear prendas nunca antes pensadas, con materiales poco resistentes y diseños casi imposibles puede parecer a primera vista un gran avance para el campo, sin embargo ¿en qué lugar dejan estas innovaciones a los diseñadores de moda artesanales?, y por el otro lado, ¿qué supone para los consumidores un tipo de vestimenta que no es tangible?
El trabajo manual y de taller siempre ha estado relegado al segundo plano detrás de bastidores, no obstante, con la incorporación de la IA puede que llegue a desaparecer por completo. Esta inteligencia virtual ha desbancado todo tipo de trabajo tradicional, sustituyéndolo por el de una máquina. Esta premisa también afecta al proceso creativo, ya que, aunque se considere una herramienta de ayuda, consigue pensar y diseñar una prenda en un período de tiempo mucho más corto. Sin embargo, esta fase creativa no puede ser reemplazada. Cada diseñador aporta una cualidad indiscutible, que puede provenir tanto de recuerdos del pasado como de influencias del entorno.
También hay que tener en cuenta el gran cambio que supondría que (en un caso extremo) desapareciesen las pasarelas, y, en consecuencia, las semanas de la moda en
las respectivas ciudades. La emoción e intriga de presenciar en directo las nuevas propuestas de cada diseñador se quedarían relegadas a observarlas a través de una pantalla.
Es evidente que la IA Fashion Week ha llegado para quedarse, y que nosotros, tanto como consumidores como espectadores, debemos, o reivindicar la tradición artesanal y las costumbres creativas, o aceptar esta nueva vertiente tecnológica.
Lidia Recacho @lididarecacho
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