Beatrix Weapons nos destapa su faceta más intima y creativa

Beatrix Weapons

Imágenes cedidas por Beatrix Weapons

Todo historia tiene un punto de partida, personajes que se cruzan por el camino y un desenlace final. Esta vez, el relato empieza en Murcia y toma como protagonista a Beatrix Weapons, una artista que se encuentra en su faceta más intima y que ya se ha empezado a afianzar como productora musical junto a otros músicos. 

Desde revista revista hablamos con Beatrix, ahora afincada en Madrid, sobre su último lanzamiento junto a Dove ‘Cuddle‘, su visión y creación de la música, su electrónica experimental y su próximo EP. 

Mariona Tijeras – Quien en el buscador de Spotify ponga Beatrix Weapons se va a encontrar con una descripción que dice “¿Te has encontrado alguna vez en las ciudades nunca visitadas que existen en lo alto del cielo? Aquí estamos seguros.” ¿Es tu música ese ‘safe place’ que muchas veces todos buscamos?

Beatrix Weapons – Leo bastante sobre el mundo místico y de una filosofía con connotación a veces hasta religiosa. Siempre creo que el ser humano como que le mueve todo el rato, la necesidad de salvarse y la necesidad de encontrar un mundo más tranquilo, un sitio más confortable donde encontrarnos. Con mi música no lo pienso demasiado, pero la interpreto de esa forma, buscando un sitio donde mejor encontrarlo, porque este mundo como que está muy loco, ¿no? Sufro demasiado todo el tiempo y tengo esa necesidad de salvación, de encontrarnos en un sitio más confortable.

M. T. – Te definen como música electrónica experimental. ¿Es realmente así?

B. W. – Pues la verdad que no lo pienso demasiado. Sí que es cierto que empecé de esa manera, haciendo ambient y noise, con otras chicas en Murcia, y ahí iba con un micro, pegaba gritos… Estaba realmente experimentando.
Ahora es la misma experimentación, pero ya hay más influencia. De hecho, ya hubo un punto de inflexión en el que necesitaba que mi música fuera hacia otros sitios y ahora me encuentro en una faceta más de productora, también pensando en producir a otros artistas. Hay experimentación, pero mucho más pensada, ya que tienes que esquematizarlo de otra manera.

 

Beatrix Weapons 2

M. T. – En esta experimentación, ¿con qué herramientas/instrumentos trabajas?

B. W. – Solo con ordenador. Es verdad que he tenido teclado MIDI como instrumento, pero lo acabé vendiendo porque me fui una temporada a Indonesia y decidí empezar de cero, pasar a otro sitio.  Así que con el ordenador me siento muy cómoda porque al final forma parte de mí, es decir, de todo el mundo como herramienta de trabajo. Estoy cómoda con él, porque me siento en el sofá, en la cama, tomando un café o en cualquier sitio y de repente me encuentro haciendo una canción.

Trabajo también con muchos samples de YouTube, el sonido de una peli que me gusta, una conversación de una entrevista que estoy viendo… Luego lo amplio y les doy mil vueltas.

M. T. – Para alguien que justo te acaba de conocer ahora, si tuvieras que definir tu sonido, tu música en una canción, teniendo en cuenta tu constante evolución, ¿cuál sería?

B. W. – Paso por muchos sitios, pero tal vez, ‘Nothing Can Destroy Our Deep And Calm Soul’, que la saqué el año pasado. Realmente, esa canción me identifica bastante por esa liberación de la que siempre hablo y porque cuando la escucho lo que busco es hacerme terapia a mí misma. Es el beat y el sonido, lo que me identifica por muchos sitios: tanto por la parte del sintetizador, que es muy esperanzador; como por el drum. También porque fue en un momento muy intenso de mi vida, ya que estaba en un cambio absoluto, me encontraba en Galicia.

M. T. – Justo hablas de liberación y años atrás, en una entrevista, cuando te preguntaron por tu carrera en Ciencia Políticas, comentaste que comenzaste para decir cosas muy enfadada, que te pasaba más horas pensando en cómo hacerlo todo arder, que intentando entender la administración pública. ¿Has encontrado en la música la manera de dejar ir, de expresarte de esta manera?

B. W. – (Ríe) Sí, pero quizás desde un punto de vista un poco más filosófico. Estaba muy enfadada con todo y muy frustrada y ahora estoy más tranquila. Al final, me he dado cuenta de que la música es una cosa que hago a diario y que me hace tener muchas cosas para sacar. Es decir, a veces me pasa que tengo que hacer un recopilatorio, una colab o un remix
y al final acabo haciendo música para mí, porque es donde estoy bien casi siempre.

De hecho, me cuesta muchísimo hacer remix y es en la faceta de productora cuando estoy más focus. Me siento bastante cómoda porque estoy encontrando algunos matices de artistas que me gustan, me identifican cómo trabajan, y estoy ahí estudiándolos.

M. T. – Entre estas inspiraciones, Beatrix es un personaje del videojuego Zelda, una chica guerrera y armada. Al final, Beatrix Weapons es tu alter ego como artista ¿Hay alguna relación con el personaje?

B. W. – No (ríe). Iba andando por la calle y pensé en cambiarme el nombre de Instagram, tenía Beatrix 2050, y me vino a la cabeza así de golpe este. Pensé “suena bien para mí” y me lo puse. Luego me metí en Google y salía yo junto a todos los personajes del Zelda y del Final Fantasy también, que se llama Beatrix 1. Y me encanta porque mi relación con el mundo, el imaginario del videojuego me gusta mucho y lo veía potente.

 

Beatrix Weapons 3

M. T. – Recientemente has estado en el Boiler Room x Primavera. Cuéntanos eso, ¿cómo surgió?

B. W. – Me dijeron de tocar y dije que adelante. La verdad que me han estado llamando, ya que en noviembre también fui al MIRA digital Arts Festival que se celebra en Barcelona.

M. T. – Has compartido cartel con artistas muy potentes, ¿alguno con el que tengas ese hormigueo por colaborar?

B. W. – La verdad que me gusta mucha gente de la que ha ido. Así, a nivel no real (ríe) sería genial Yung Lean, Caroline Polachek o Rosalía, me inspira mucho.

M. T. – A lo largo de tu trayectoria, has colaborado con artistas de distintas nacionalidades y recientemente has lanzado el track ‘Cuddle’, junto a la vocalista Dove. ¿Cómo ha surgido esta unión?

B. W. – Pues le escribí porque tenía una canción que iba a ser para otra persona, pero no funcionó. El 70% era la base, que estaba ya hecha y no entraban vocales, pero de repente hablando con Jesús con quien estoy currando, dijimos “bueno, aquí pegaría una voz superdulce”. Con Dove justo nos seguíamos, directamente le escribí, le gustó, se la mandé y la hizo. A la primera que me la envió de vuelta dije “wow, es perfecto”.

Es muy bonita porque la letra habla de una pérdida que ella había tenido hace poco y está en japonés. Ha quedado un poco melancólico, pero muy bonita. Ahora mismo estoy en una faceta de aprendizaje, porque antes sacaba cosas más caóticas y cada vez más estoy quitándome capas. Me siento muy a gusto.

M. T. – De las colaboraciones y uniones siempre se coge algo, ¿con Dove de que te has nutrido?

B. W. – Mucha sensibilidad y me ha transmitido mucha paz. Hay una construcción muy espontánea y se nota que es pura emoción.

M. T. – Te has movido mucho, supongo que has ido absorbiendo sonidos, ideas…

B. W. – Realmente, he estado siempre mucho en internet y la red donde me he movido ha sido mucho SoundCloud. Al final parece que toda esa escena, que es un poco nicho, nos conocemos mucho y nos relacionamos con mensajes de ahí o Instagram. He estado en radio en China, tengo un recopilatorio con una persona que es de Japón también, en julio voy a un concierto en Berlín con Soul Feeder… Al fin y al cabo es una comunidad por la que estamos unidos.

M. T. – Además, el 28 de junio sacas nuevo disco distribuido por Virgin Music. Cuéntanos, ¿qué vamos a encontrarnos? ¿Qué Beatrix vamos a disfrutar ahí?

B. W. – Es un disco muy íntimo. Estoy últimamente con lo íntimo… (ríe) Bastante fresco y he rescatado un poco el sonido IDM, adaptándolo al tiempo en que vivimos. Me he quitado capas y he intentado hacer algo que llegue directamente al corazón, intenso. Es como una carta de presentación al nuevo punto donde me he encontrado y me siento muy a gusto.

M. T. – Y esta nueva etapa que empiezas, ¿cómo la pronosticas? ¿Qué te espera este 2023?

B. W. – Afianzarme en mi faceta de productora, produciendo a gente, que me apetece mucho. Reafirmarme como tal, ya que muchas veces te da palo decirlo incluso en el mundo en el que vivimos. Es decir, la mayoría de la gente que conozco produciendo son hombres y no toca ver todo el tiempo eso, pero es una realidad. Te metes al estudio y al final siempre es la chica la que está de vocalista y el chico el que está sentado… Y mira que consumo muchísimos hombres productores, por supuesto. Lo que quiero decir con esto es que quiero quitarme esa vergüenza e ir a por todas.

Mariona Tijeras @marionatijeras