“Mi paleta de colores y yo jugamos, bailamos juntas.” Todas y ninguna: Natalia Romanciuc.

 Todas las imágenes vía Arma Gallery

“La bailarina de Renoir, musa de Picasso, Madonna de Boticelli…” detrás de todas estas mujeres hay otra, de origen moldavo, que acaba de llegar a Madrid cargada de figuras enormes y coloridas. Las puedes encontrar a todas en una exposición comisariada por Inés Alonso Jarabo para Arma Gallery, espacio de gran interés en el recorrido artístico de la capital. ¿Preparado para sumergirte en el universo de Natalia Romanciuc? Charlamos con ella.

Carlos Palencia – Buenas, Natalia! Lo primero, enhorabuena por esta exhibición. Qué guay que siendo tan joven, con 27 años, estés teniendo este tipo de oportunidades. ¿Cómo se siente?

Natalia Romanciuc – Muchas gracias! Estoy muy contenta de trabajar junto a Arma Gallery. Y el hecho de que pude venir en persona desde Bucarest y conocer a tanta gente linda lo hace una experiencia increíble. Soy bastante exigente conmigo misma y mis logros, siempre siento que quiero más.

C. P. – Cuéntanos un poco más sobre ti. ¿Hace cuánto sabes que querías dedicarte al arte?

N. R. – Soy de Moldavia, pero vivo y trabajo en Bucarest. Como te he dicho, siempre busco ir más allá, soy muy autoexigente como artista y como persona, y también lo soy con la gente de mi alrededor. Me pregunto muchas cosas, soy una sirviente de mis emociones, y soy muy sensible. Me gusta complicarme. Busco respuestas constantemente sobre mi misma y sobre el mundo en el que vivo.

Disfruto la soledad y saco inspiración incluso desde los conflictos. También escribo poesía, me encanta dormir, y mi sitio favorito es siempre el estudio. Creo que tengo un gran corazón y un sentido del gusto ideal. El ego está presente.

C. P. – Love that. Tengo que reconocerte que soy muy fan de tu trabajo, estoy seguro de que tienes tantos referentes interesantes… Tengo ganas de saber el qué y qué artistas inspiran a Natalia Romanciuc.

N. R. – Una vez dije que en una vida pasada fui Henri Matisse. En Rumanía, hay gente que se refiere a mi como “Little Picasso”. Mis referencias van desde la pintura gótica hasta la clásica, pasando por el modernismo, pintores contemporáneos y arte conceptual. Pero para mí, mi mayor inspiración son la gente, además de mí misma. Lo que observo por la calle, en la naturaleza, en la música, en libros… un poco de todo. Y como dijo Raymond Pettibon: “There is a pleasure in painting which none but painters know.” ¡Sí!

En cuanto a artistas que admiro, la lista es muy larga: Richter, Botero, Hockney, de Kooning, Goya, Miró, Kovarik, Chagall… ¡hay tantos!

C. P. – ¿En qué estilo artístico dirías que se engloba tu obra?

N. R. – Expresionismo figurativo.

C. P. – ¿Sientes que es duro ser una mujer joven, especialmente en el mundo del arte?

N. R. – Sé que soy joven de edad, pero tengo pensamientos y perspectivas bastante adultas, algo así como un alma vieja. No creo que nada sea difícil en general, todo depende de nuestra concentración, de en qué enfocamos nuestra atención. En general, cada artista tiene su forma de hacer las cosas, seas hombre o mujer. Yo solo sigo mi camino.

C. P. – Y en relación a esto, ¿dirías que es difícil ser una mente creativa joven? ¿Qué es lo que hace que no pierdas la fe en tu proyecto?

N. R. – Mi creatividad y yo tenemos una buena relación, somos amigas. Nunca pierdo la fe en mí misma, no puedo vivir sin pintar, tengo una necesidad vital por crear. Claro que hay períodos en los que no me apetece, y es normal, aprovecho esos momentos para recuperarme espiritual y físicamente.

C. P. – Como persona espiritual, ¿qué papel juega esto para ti como artista?

N. R. – En los últimos dos años he descubierto que no soy solo espiritual, sino también religiosa, lo cual ha afectado a mi proceso creativo. Creo que cualquier persona debe tener Fe en un Poder Superior (todo el mundo tiene el suyo propio). Pero la Fe funciona como un motor. Esta Fe te ayuda a ver las cosas como son y a seguir la luz dentro de ti.

C. P. – Resulta muy atractiva la forma en que trabajas los colores en tus piezas, a veces se sienten casi como un viaje psicodélico. ¿Piensas mucho en esto mientras creas o simplemente fluyes?

N. R. – Mi paleta de colores y yo jugamos, bailamos juntas. El color es la mejor herramienta para transmitir el componente emocional de una imagen. La mejor herramienta para llegar a la libertad interna de la pintura, la mejor herramienta para separar lo sencillo de lo complejo.

C. P. – También es interesante que además de pintora, trabajes con escultura. ¿Crees que es inevitable que distintas expresiones artísticas se toquen? ¿Qué va primero para ti?

N. R. – No me considero escultora (espero que sí en un futuro). Soy pintora y ceramista. Pero hay mucha menos cerámica en mi vida creativa que pintura.

C. P. – ¿Te cuesta dar por finalizada una obra? ¿Cuándo sabes que has acabado y paras de tocar un cuadro?

N. R. – Cuando empiezo a pintar, veo el resultado final gracias a mi subconsciente, y cuando más tarde veo ese resultado en la realidad, es cuando sé que tengo que PARAR. El cuadro está listo.

C. P. – Para ser tan joven, has ganado premios y tu trabajo se localiza en muchas colecciones por todo el mundo. ¿Qué es lo siguiente para ti? ¿Hacia dónde te gustaría que fuera tu carrera?

N. R. – Voy a participar en dos ferias de arte, aquí en España y en Rumanía, y seguiré trabajando con Arma Gallery en Madrid. Al mismo tiempo, tengo que seguir creando para mi próxima exposición individual en Bucarest, que será en mayo. Estoy siempre abierta a nuevas propuestas. Mis planes para este año incluyen pasar más tiempo en el estudio, trabajar duro y pensar en nuevos procesos relacionados con mi camino en el arte.

Carlos Palencia @crlsplnc