el Motomami Tour de Rosalía cambiará el concepto de las giras tal y como las conocemos

Rugido de motores para recibir a Rosalía en el WiZink Center de Madrid, donde 15.000 personas han sido testigos de su rompedora propuesta en dos días consecutivos. El Motomami Tour cambiará el concepto de las giras y no nos estamos dando cuenta. 

Es su segunda gira mundial y con ella consolida su estatus de estrella global. El Motomami Tour está dejando sold outs allá por donde pasa y una lluvia de titulares en las cabeceras más importantes recogen las impresiones de una audiencia desbordada por el apabullante show de Rosalía. No deja ni 30 segundos entre canción y canción porque tiene mucho que contar y cantar, aunque hay quien ha cuestionado su transformación. 

Algunas voces puristas han criticado su puesta en escena. Sin músicos al uso, Rosalía despliega su talento en un escenario vacío pero acompañada de Llorenç, el teclista encargado de que las bases entren cuando tienen que entrar y que la lleva acompañando más de 10 años. 

Lo cierto es que tampoco tendría mucho sentido que la catalana incorporase instrumentos a su perfomance más allá del piano de Hentai y la guitarra de Dolerme. La mayoría de las canciones del álbum Motomami (2022) están grabadas y producidas a partir de riffs, loops y chops de su propia voz. 

En tres pantallas gigantes, una proyección perfectamente realizada emite el concierto como si de un videoclip en plano secuencia se tratase. Una estrepitosa hora y media que no deja tiempo para parpadear. 

Ocho bailarines la arropan con coreografías pensadas al milímetro, ensayadas hasta la extenuación. No es ningún secreto que lleva dos años preparándose físicamente para no ahogarse en directo. Su afán por mejorar no tiene límites. De momento lo ha conseguido, aunque no todos comprendan un show pensado y adaptado a los nuevos hábitos de consumo, con TikTok como estandarte. Negarse a la evolución significa retrasar el progreso. 

El Motomami Tour es minimalismo y vanguardia en estado puro. Arrancan el concierto los motores de Saoko y la artista exclama su grito estrella, ‘chica, ¿qué dices?’, para extasiar a los fans y seguir con Candy, Bizcochito y La Fama. No hay límites y la barrera entre géneros se desdibuja: el espectáculo aúna flamenco, boleros, reguetón, baladas, jazz e incluso rap. 

Hay momentos para todo. Intimidad y declaración de amor al público antes de tocar Dolerme, autobiográfica y terminada durante el confinamiento. De Aquí no Sales se une a las Bulerías para terminar subida a la moto humana de su cuerpo de baile con la homónima Motomami. Luego G3N1S, Linda y un paseo por el foso para cantar a dúo con sus devotos de primera fila La noche de anoche. Ella misma lo graba todo con una cámara selfie directa al pantallón. 

Incluso tuvo tiempo de cortarse unas trenzas postizas mientras cantaba Diablo y se desmaquillaba con una toalla subida a una silla de barbería. Seguido, aparece un piano de cola para la balada Hentai, con una letra tan cómica como erótica que fue entonada por el estadio entero. 

Pienso en tu mirá y Malamente cerraron el escaso repertorio de El Mal Querer (2018), su segundo LP.  Del primero, Los Ángeles (2017), solo una: De Plata, que exhibe con una larguísima y frondosa cola negra que despierta un aire de solemnidad tan imponente como su portentosa voz. 

La avanzadilla de Rosalía llega con el mix de Gasolina, TKN y Papi Chulo, que dan paso a la inédita Despechá, un mambo violento del que todo el mundo habla desde el inicio de la gira en Almería. Una prueba de que la catalana es capaz de fabricar un éxito antes incluso de sacarlo.

Inéditas son también Aislamiento y Dinero y Libertad, que aunque está pasando un poco más desapercibida en el mundo viral tiene visos de convertirse en una de las piezas más transgresoras de la futura edición Deluxe de Motomami. 

No faltan en el setlist las reinas de las listas de éxitos, Con Altura y Blinding Lights, que han batido récords internacionales aunque no gocen del estatus de Como un G y Delirios de Grandeza, dos de las baladas mejor valoradas de su último álbum, que además ya está certificado como disco de Diamante. 

La traca final la componen Chicken Teriyaki– interpretada sobre un patinete en movimiento-,  la reflexiva Sakura -Flor de sakura / Ser una popstar nunca te dura- y la transgresora Cuuuuuuute, quizá la más experimental de todo el repertorio. Un final apoteósico para un show casi sin fisuras con el que le quedan 15 países por recorrer. Su poder de atracción y su magnetismo traspasan cualquier frontera. 

Quizá la mejor manera de definir lo que provoca la cantante sea con la foto del post concierto. Pedro Almodóvar y Belén Esteban, antagonistas de nuestra cultura, juntos en el backstage para aclamar el espectáculo en sí mismo que es Rosalía. Cómo va a superarlo es de momento un misterio. Se adaptará y se transformará, de eso no cabe duda. 

Todas las fotos Rosalía vía Instagram

Carmen Basanta @carmenbasanta