El ojo tras la óptica de Álvaro Valiente

Su trayectoria empezó como un simple hobby, pero a día de hoy Álvaro ha conseguido que todas sus fotografías lleven su seña de identidad propia, desde los rincones más insólitos del mundo hasta los estudios de Zara Home.

Todas las imágenes por Álvaro Valiente.

Comenzó su viaje creativo con una cámara que “parecía un juguete”, pero Álvaro Valiente ya ha recorrido un camino lleno de evolución y descubrimiento. Desde sus primeros pasos como estudiante de Ingeniería Informática hasta que las redes sociales le dieron el paso a convertirse en un fotógrafo a tiempo completo. Álvaro ha desarrollado un estilo único que combina la técnica con la sensibilidad artística, lo que le permite dejar su sello personal en cualquier parte del mundo que capta a través de su cámara. En esta entrevista, nos cuenta cómo la naturaleza, sus viajes y su pasión por capturar la esencia de los momentos han moldeado su trayectoria, llevando su trabajo a resonar con personas de todo el mundo.

Eva Bastero – ¿Recuerdas la primera vez que cogiste una cámara? ¿Cómo fueron tus primeras fotografías?

Álvaro Valiente – Fue ya hace bastantes años y tengo un vago recuerdo. Tendría unos 20 años, recuerdo que fue la mítica cámara que todo el mundo se compra para empezar, que parece un poco de juguete. Mis primeras fotos fueron…bueno, mis primeras fotos! -risas-. Si echo la vista atrás me parece increíble llegar a donde he llegado. Al final, en ese momento no sabes absolutamente nada de fotografía y simplemente te dejas guiar por sensaciones y lo que tu piensas o sientes que es bonito.

Pero al final, esa sensación, ese “ojo fotográfico”, es una de las cosas más importantes de la fotografía. La foto es un arte y creo firmemente que hay gente que es mucho más sensible a esas sensaciones, no lo quiero llamar un don, porque no siento que sea así, pero si una sensibilidad artística que va más allá de la experiencia.

Y yo creo que en ese momento que hice mis primeras fotos, algo despertó en mi interior de manera inconsciente. No recuerdo realmente porque me compré la cámara, pero algo tendría que haber en mi interior que me hizo hacerlo. ¿Podríamos llamarlo destino? No lo sé, pero mi yo actual está muy agradecido de que eso ocurriera.

E. B. – ¿Cómo describirías tu evolución como fotógrafo desde que comenzaste hasta ahora?

AV. – Mi evolución como fotógrafo ha sido un viaje increíble, lleno de aprendizajes y desafíos. Cuando empecé, la fotografía era solo un hobby, una manera de capturar momentos y explorar mi creatividad. En esos primeros días, me enfocaba más en la parte técnica, aprendiendo a usar mi equipo, entender la luz, y dominar la composición.

Con el tiempo, mi enfoque comenzó a cambiar. Ya no se trataba solo de hacer fotos técnicamente correctas, sino de contar historias a través de ellas. Empecé a explorar más el mundo del video, lo que me permitió agregar una dimensión extra a mi trabajo. Me di cuenta de que lo que realmente me apasiona es capturar emociones y transmitir una narrativa que conecte con la gente.

A medida que fui adquiriendo más experiencia, también fui desarrollando mi propio estilo. Empecé a experimentar con diferentes técnicas, tanto en la toma como en la edición, para crear imágenes que fueran únicas y reflejaran mi visión artística. Esto me llevó a trabajar con marcas importantes, viajar por el mundo, y eventualmente dedicarme 100% a esto.

Hoy, veo la fotografía como una extensión de mí mismo. Es mi forma de expresarme y de compartir mi perspectiva del mundo. Me encanta cómo me ha permitido conectar con personas de todo el mundo y cómo me sigue desafiando a evolucionar. Cada proyecto, cada viaje, cada sesión es una oportunidad para crecer y explorar nuevos límites. Creo que esa curiosidad y esa pasión por seguir aprendiendo es lo que ha definido mi evolución como fotógrafo hasta ahora.

E. B. – En tu trabajo se ve una clara predilección por la naturaleza, ¿siempre ha sido tu inspiración clave? 

A. V. – Desde que empecé en la fotografía, la naturaleza ha sido una fuente constante de inspiración para mí. Hay algo en la inmensidad de los paisajes y la tranquilidad que encuentro en la naturaleza que me impulsa a capturar esos momentos. Aunque mi carrera comenzó en un ámbito completamente distinto, la conexión con la naturaleza siempre estuvo presente en mi vida.

Los atardeceres y amaneceres, son momentos que siempre me han fascinado. La luz en esos instantes tiene algo especial que transforma el paisaje de una manera única. Me gusta capturar esos cambios sutiles en la luz y la forma en que realzan la belleza natural de los lugares que fotografío. Para mí, estos momentos representan la esencia misma de la naturaleza: simples, pero increíblemente poderosos.

E. B. – Adentrándonos en tus diferentes viajes por el mundo, ¿Cómo influyen en tu trabajo? ¿Cuándo llegas al lugar ya sabes qué y cómo quieres fotografiar?

A. V. – Mis viajes tienen una gran influencia en mi trabajo. Cada destino me ofrece una nueva perspectiva, tanto en lo visual como en lo emocional. Los colores, las texturas, la luz, y hasta la atmósfera del lugar influyen en cómo decido capturar una imagen. Viajar me permite salir de mi zona de confort y experimentar con nuevas ideas y enfoques que quizás no habría explorado en otro contexto.

En cuanto a si sé qué y cómo quiero fotografiar al llegar a un lugar, depende mucho de la situación. A veces, llego con una visión clara en mente, basada en la investigación previa y en lo que quiero transmitir. Pero otras veces, prefiero dejarme llevar por el entorno y la inspiración del momento. Creo que es importante mantener un equilibrio entre planificación y espontaneidad. Esa mezcla es lo que a menudo lleva a las tomas más auténticas y sorprendentes.

E. B. – En un aspecto más personal, ¿Cómo definirías tu visión fotográfica? ¿Hay alguna referencia que te haya marcado?

A. V. – Mi visión fotográfica se basa en la idea de capturar la esencia de un momento, de una historia, y transmitirla de manera que quien vea la imagen pueda sentir lo que yo sentí al crearla. Para mí, la fotografía es una forma de conexión profunda con el mundo, una manera de explorar y revelar la belleza en lo cotidiano y lo extraordinario.

Siempre he creído que las imágenes más poderosas son las que cuentan una historia, las que despiertan emociones y dejan una impresión duradera. En este sentido, mi trabajo está muy influenciado por mi curiosidad por los paisajes, y los pequeños detalles que a menudo pasan desapercibidos.

Al final del todo, lo que más feliz me hace es intentar transportar a las personas a los lugares que visito a través de mis fotos en el caso de las fotografías de paisaje. 

E. B. – Tu trayectoria incluye una amplia gama de estilos, desde exteriores hasta comerciales. ¿Cómo logras adaptarte a diferentes tipos de proyectos manteniendo tu sello personal?

A. V. – Mi enfoque en la fotografía siempre ha sido capturar la esencia de cada proyecto, ya sea en exteriores, en un estudio, o en cualquier otro tipo de escenario. Creo que lo que me permite adaptarme a diferentes tipos de proyectos es mi capacidad para entender las necesidades del cliente y del entorno, combinándolas con mi visión artística.

Cada proyecto es una oportunidad para explorar nuevas ideas y técnicas, pero siempre mantengo ciertos elementos que considero clave en mi trabajo, como la atención al detalle, el juego de luces y sombras, y la búsqueda de la autenticidad en cada foto. Mi sello personal se refleja en cómo interpreto la realidad y la transformo en una imagen que no solo cuenta una historia, sino que también evoca emociones. Además de mi técnica de edición que llevo años puliendo.

La clave está en ser versátil sin perder la esencia. Para mí, se trata de encontrar un equilibrio entre lo que el proyecto necesita y lo que yo quiero expresar como artista. Esto me permite mantener mi estilo único, incluso cuando estoy adaptándome a diferentes géneros y desafíos.

E. B. – ¿Crees que tus fotos cuentan con una seña de identidad propia? 

A. V. – Sí, definitivamente creo que mis fotos tienen una seña de identidad propia. Me esfuerzo en captar no solo la belleza del paisaje o del sujeto, sino también en transmitir una sensación. Me gusta que mis imágenes cuentan una historia y hagan que quien las vea sienta que está allí, en ese momento, como si estuviera haciendo la foto.

Además, la edición es una parte crucial de mi proceso. Siempre busco un equilibrio entre realismo y mi propia creatividad y visión, manteniendo los colores naturales pero resaltando aquellos detalles que realmente hacen que una imagen se sienta viva y única. Creo que esa combinación de captura en el momento y edición cuidadosa es lo que da a mis fotos ese toque personal que la gente reconoce.

E. B. – Pasado un tiempo, ¿A día de hoy que hay o que queda del ojo fotográfico del Álvaro que empezó?

A. V. – ¡Es una excelente pregunta! A día de hoy, creo que aún queda mucho del ojo fotográfico con el que empecé. Siento que es algo que vive en tu interior y jamás te abandona. Desde mis primeros pasos en la fotografía, siempre he tenido una inclinación por capturar momentos auténticos y por buscar la belleza en lo cotidiano. Esa curiosidad y ese deseo de encontrar algo especial en cada escena son cosas que nunca he perdido.

Lo que ha cambiado es mi enfoque y técnica. Con el tiempo, he refinado mi estilo, he aprendido a jugar más con la luz, la composición y la edición, y he desarrollado una mayor capacidad para anticipar esos momentos mágicos antes de que sucedan. Pero en esencia, sigo siendo ese fotógrafo que empezó con una cámara básica en la mano, buscando contar historias a través de imágenes.

Así que, aunque he evolucionado mucho, el espíritu y la pasión de esos primeros días siguen presentes en cada foto que tomo.

E. B. – ¿Un lugar que te quede por fotografiar?

A. V. – Es imposible responder a esa pregunta con un solo lugar, ¡el mundo es tan inmenso y diverso! La verdad es que me encantaría poder recorrerlo entero, pero se necesitarían muchas vidas para lograrlo. Cada rincón del planeta tiene algo especial que ofrecer, y siempre hay algo nuevo por descubrir y capturar.

Más que un lugar específico, lo que me queda por fotografiar es todo lo que aún no he visto. Esa es la belleza de ser fotógrafo: siempre hay una nueva aventura esperando.

Lo que sí te puedo decir es lo siguiente en mi lista: la costa oeste de Estados Unidos y todos los parques naturales que contiene. Es una región que me atrae muchísimo por su diversidad de paisajes y la belleza natural que ofrece. Así que ese será mi próximo destino fotográfico.

Eva Bastero @evabastero