Cecilia en su empeño por rejuvenecer la cara de Cristo y sanear la pieza (ya que no estaba muy bien conservada que se diga), dio como resultado lo que podría considerarse una pintura expresionista con más parecido a un primate que a Jesucristo, de ahí el famoso hashtag. Lo que calificaron lxs entendidxs de grave error (a lo que yo le añadiría el apellido de ‘’brillante’’), un atentado contra el arte. Pero vaya, lo mismo pasó en su día con el graffiti, esos trazos mal hechos a todo correr en las calles de Nueva York, que se han convertido en iconos de toda una generación y han encumbrado a artistas como Basquiat o Keith Haring. Pintar lo nuevo encima de lo viejo. ¿Están acaso estas acciones justificadas? ¿Es realmente arte?
Pero, ¿quiénes somos nosotrxs para juzgar lo que es arte y lo que no?, y más aún, ¿quiénes somos nosotrxs para juzgar la misión que Dios le había encomendado a Cecilia? Pues somos personas movidas por la rigurosa libertad de opinión que ofrece Twitter, y todxs esxs internautas sedientxs de ganas de opinar posicionaron la obra como lo que realmente es, una obra de arte con MAYÚSCULAS.
Cecilia había creado arte del arte (¿meta-arte?), y lxs más ingeniosxs habitantes de la red se apresuraron en idear representaciones humorísticas para competir sobre quien proponía la mejor versión. Aquellos inicios de los memes, qué nostalgia… La génesis de lo que hoy conocemos como arte digital, NFT’s, bla bla bla…
Un fresco que traspasó el formato físico para convertirse en una obra de arte viva y colaborativa. Cecilia ha conseguido traspasar la cuarta pared de André Antonie, ha creado la quinta y la sexta… consiguió colgar su obra en el móvil de cada persona que ese verano de hace 10 años admiraba la cantidad de memes que circulaban en la red sobre al famoso fresco. Y lo más difícil de todo, consiguió emocionar, escandalizar, así como proyectar una sonrisa en la cara de sus espectadorxs. ¿Qué es el arte sino emoción? ¿Qué es el arte sino provocación? ¿Qué es el arte sino sentimiento?
Una nueva forma de arte, los inicios de la ‘’Generación Meme’’, con un fuerte discurso de reivindicación, humor, sátira, indignación y reflexión sobre lo efímero y lo rápido que se mueve todo en la red. Un movimiento que se establece sobre la crítica y es generador de contenido, un Jesús convertido en intervención ‘’warholiana’’, un error convertido en un éxito de ganancias.
Sin desmerecer a Miguel Ángel y las largas colas que se forman para visitar la Capilla Sixtina… pero las visitas a Borja se han incrementado estratosféricamente, quizá por mera curiosidad (no lo niego), pero gracias a Twitter ha nacido una estrella. Ya lo predijo Warhol: todo el mundo tendría sus 15 minutos de fama; y si él pudo lograr vender una lata de sopa de tomate (literalmente esos cuadros estaban hasta en la sopa), que no iba a hacer la magia marketiniana de Internet.