Glow up u obsesión: ¿seremos alguna vez “suficiente”?

En los últimos años ha crecido la demanda de productos de auto cuidado y las rutinas que prácticamente prometen acabar con todos nuestros problemas. ¿Realmente nos hacen más felices esos 10 pasos de skincare?

Hace tan sólo unos meses TikTok revivía la frase “you can always be thinner, look better”, de Patrick Bateman, convirtiéndola en viral. Sorprendentemente, lejos de estar caducadas, las palabras siguen intentando motivar.

El protagonista de American Psycho, digno de aparecer en Vogue Beauty Secrets, deja entrever no sólo una existente obsesión por el físico, sino también la necesidad de mejorar y actualizarse continuamente. Ya son famosos los vídeos de glow ups en YouTube, donde normalmente chicas jóvenes intentan cambiar su apariencia en tiempo récord. 

El esfuerzo, que casi siempre se traduce en una inversión económica, contrasta con el intento de la industria de la moda y la belleza por ser más inclusiva. Sin embargo, también concuerda perfectamente con la bajada de esta en los últimos meses dentro de las pasarelas. 

Por su parte la industria del wellness, muy unida al estilo de vida, se ha abierto paso para que nos cuidemos, sí, pero también para que observemos cada detalle de nuestra apariencia y que a veces intentemos modificarla. Un “ser mejor” que nunca se detiene.

El self care se convierte en una moneda con dos caras, atrapada entre la eterna aspiración por conseguir la perfección y concienciar sobre lo importante que es el cuidado de uno mismo. Basada en muchas ocasiones en rutinas, surge la pregunta de si realmente las necesidades que se nos crean son beneficiosas, si son efectivas y si realmente son tan buenas para nosotros mismos como aparentan. 

Tal y como publicaban en la revista Elle, “ahora nos tragamos la idea de un yo eternamente mejorable y un futuro en el que nos sintamos mejor, tengamos mejor aspecto y seamos mejores. Pero, ¿ha ido demasiado lejos nuestra obsesión por el bienestar?”. 

También destaca el artículo ‘Smash the Wellness Industry’, en el que Jessica Knoll apunta “la industria del bienestar es la industria de la dieta, y la industria de la dieta es una función del estándar de belleza patriarcal bajo el cual las mujeres se castigan a sí mismas para ser más pequeñas o son castigadas por no cumplirlo, y el estrés de esto también daña nuestra salud”. 

Ángela Moreno Vallejo @amorenva