‘I’ll dance as fast as I can’, una performance por Lisette Ros

Todas las imágenes por Aina Diago.

El pasado 1 de Julio el colectivo artístico LR On Demand presentó ‘I’ll dance as fast as I can’, una performance donde se tocan temas sociales surgidos a raíz del confinamiento. 

Presentada en la azotea de Piramidón Centre d’Art Contemporani en Barcelona en colaboración con The Curators Room con motivo de ‘Art Nou’ Barcelona. La performance gira entorno a Lisette Ros, quien baila sobre un líquido resbaladizo al ritmo (o no) del acompañamiento musical creado por Gabriel Rolt (guitarra y voz) y Bas Geerts (percusión). Desde Revista, hablamos con la artista para hablar de sus motivaciones y la experiencia de la performance. 

Silvia Fernández – Primero de todo, para quienes no conozcan la obra y la artista: ¿quién es Lisette Ros, como artista y como figura en esta performance?

Lisette Ros – ¡Hola! Mi nombre es Lisette Ros, una artista conceptual y de performance de Ámsterdam, Países Bajos. Pero, ¿quién soy yo realmente en medio de todo esto? Actualmente me identifico como ‘humanimal’, una forma híbrida de existencia en transformación entre las categorías de las especies. Al mismo tiempo, soy una mujer holandesa con raíces indonesias que es queer y fluida. Estos son los pilares fundamentales en mi deconstrucción de la identificación, los llamados ‘yoes’ diferentes. Estos me ayudan a definir sentimientos, emociones y por qué me expreso de la forma en la que lo hago.

En las performances, mis actuaciones siempre giran en torno a analizar rutinas, acciones banales… elementos que me llevan a ilustrar las consecuencias de la praxis sociocultural que nos afecta. Mi cuerpo es el medio, y, por tanto, el lugar central de la acción, el campo de batalla donde se plantean estas preguntas. Del mismo modo que repito patrones de análisis, lo mismo hago en el momento de la actuación: reiteraciones de gestos y actos que aumentan los sentimientos de incomodidad en mi misma a la vez que desenmascaran los mecanismo sociales. Es decir, mi cuerpo actúa como símbolo en una cruzada hacia la sociedad. No estoy ahí para el entretenimiento de la audiencia, sino más bien de mostrar un acto o interpretar un personaje.

S. F. – Hacer una performance en conjunto no siempre suele ser lo más habitual. ¿Cómo surge la relación entre Lisette y los músicos? ¿Cómo participan ellos en el significado y mensaje a transmitir?  

L. R. – LR On Demand, colectivo artístico, despegó durante la pandemia en 2020. Gabriel Rolt, guitarra y voz, se percató de mi trabajo durante una de las guerrilleras que hice en esa época. Empezamos a salir mucho y nos hicimos buenos amigos. Un día, encontró algunas fotos de la performance que hice en algún lugar de 2018, cuando todavía estaba investigando activamente este concepto, y me lo señaló. En ese momento me di cuenta de que lo que le faltaba a mi performance era una cosa: el sonido. 

Así, empezamos a conocernos para explorar este concepto juntos. El entusiasmo y la pasión nos llevaron a Bas Geert, percusiones, quien se unió a nosotros como una pieza clave más. Para mi, el campo sonoro le agrega valor al contacto con diferentes (sub)culturas e identidades, tales como el metal, el punk, el hardcore… lo hace más accesible para diversos grupos. Cabe mencionar, que la música  se divide en ocho secciones cortas, con las cuales van jugando y variando los músicos. De este modo, nunca sé que esperar, lo que va con mi lema de no ensayar.  Cada actuación es diferente, guiada por las circunstancias de ese momento. Sin duda, un aspecto importante para mí – nosotros.

S. F. – Además, en esta ocasión también tenemos una directora que se encarga de rememorar y enmarcar los hechos. ¿Es esta entonces un sujeto más en la actuación? ¿Hasta qué punto ha de estar ella implicada en el proceso de la obra? 

L.R. – La presentación en Piramidón Centre d’Art Contemporani tuvo como novedad la incorporación de Laura Martinova como Directora. En su momento, me acerqué a ella para preguntarle si estaría interesada en dirigir el nuevo vídeo de la performance. Una vez aceptó, comenzamos a compartir ideas e ideales, un proceso divertido a la vez que desafiante. 

Juntas fuimos planteando posibilidades, pusimos límite y comenzamos a planificar dos grabaciones de video diferentes, imaginando que funcionarían como un díptico, así como individualmente. Bajo su dirección, Laura y su equipo elevaron la labor de documentación de performance, la cual estará finalizada para su lanzamiento en septiembre. LR On Demand está está muy agradecido por el entusiasmo, la energía y el esfuerzo de todos para llevar este apasionante proyecto a un nivel superior. Además, añade un valor añadido al hecho de que sea un proyecto colaborativo. No os podéis perder el proyecto de vídeo díptico. Lo presentaremos el 6 de septiembre en la galería GÄRNA ART en Madrid. ¡Estad atentos!

 

S. F. – ‘I’ll dance as fast as I can’ surge como una reacción a la política global durante el confinamiento. Viendo la performance, entiendo que puede ser un manifiesto a que hay que seguir adelante mientras sigamos en ‘el juego de la vida’. ¿Cómo lo vive Lisette ahora que ya han pasado dos años del confinamiento? ¿Sigue manteniéndose esa reacción política en la performance o ha evolucionado a algo nuevo?

L.R. – Os pongo un poco en contexto. En 2013 lancé mi primera performance ‘Reframing Conventinos’. Una pieza que trata sobre la investigación del espacio de una oficina y la convención de sentarse. Experimenté lo que se siente estar sentado en la misma silla durante ocho horas seguidas, sin practicar ninguna otra acción. Una idea que propuse fue “sentarse es el nuevo acto de fumar”; una frase conocida ahora, diez años después, en 2023, pero entonces difícil de aceptar.

Durante 2020, tuve la idea de relanzar esta pieza. La pandemia le daba una nueva capa de significado a la idea de sentarse, remodelando la comprensión de los espacios colectivos y cambiando la forma en la que nos acercamos a ellos. Todo esto me llevó al siguiente enfoque: resaltar cómo los espacios y los entornos en todo el mundo se alinearon y adaptaron físicamente a esta nueva realidad. 

Con esta evolución de contexto me di cuenta de un factor innegable: una obra nunca se termina. Como artista, este es un proceso importante para estar abierto, y el cual se aplica en esta performance. ‘I’ll dance as fast as I can’, se concibió inicialmente durante el confinamiento, como una reacción a la situación social y política mundial. Un manifiesto performativo sobre el hecho de bailar en aislamiento (participar o perecer), sangrando unos por otros -sangre universal- y la delgada línea entre la autodestrucción y el autoengrandecimiento. Una pieza que era pura, que capturaba un modo universal de comprensión e identificación, y que estaba a punto en ese momento histórico específico.

Tres años después mis -nuestros- sentimientos cambiaron, el mundo cambió, los contextos cambiaron y por eso la pieza navegó con el cambio. Evoluciona naturalmente, con paciencia y trabajo duro. No solo porque todo lo que hago tiene que tener sentido, sino también porque queremos seguir desafiándoos a nosotros mismos. Mi trabajo siempre toca temas sociales y sociales, por lo que definitivamente todavía tiene algún significado político, pero también hemos desarrollado la pieza respondiendo a los comentarios y reacciones que hemos recibido en los últimos tres años.

S. F. – La performance se muestra desde inicio a fin con Lisette al desnudo. ¿Cómo de importante es esta cuestión y cómo se abordan las cuestiones de género y sexualidad en la actuación?

L.R. – Estar vestida con mi propia piel siempre ha sido parte de la pieza.  Por supuesto, estas son decisiones que tomo yo misma, siempre. Son cuestiones que están basadas en un concepto resultado de un largo proceso de investigación. Soy artista conceptual y utilizo mi propio cuerpo como herramienta para investigar; esa es la principal parte performativa de mi obra.

Se trata de una cuestión de incomodidad, vulnerabilidad y funcionalidad. Además, el material líquido que elaboro yo misma requiere de unas condiciones específicas, así como el resto de condiciones que están diseñadas para ser parte integral del proceso autodestructivo durante la actuación en vivo. 

Desde mi punto de vista, no es algo sexual o erótico, aunque mi trabajo no se trata de mi, se trata de los demás, de nosotros los seres humanos. Entiendo que para algunas personas este hecho se convierte en cosificante y parte de su propia incomodidad hacia mi.  Al final, buscamos crear una pieza ambigua, donde el espectador pueda investigar junto a nosotros este tipo de cuestiones, desde sus propias perspectivas e interpretaciones personales.

S. F. – Finalmente, ¿cómo es la sensación, individual y grupal, después de cada performance? ¿Se siente como un respiro por haber soltado algo o más bien vuelven las ansias por querer volver a repetirla?

L.R. – Jajaja, la verdad es diferente cada vez, hablando por mí misma claro. Como mencioné antes, hay mucha improvisación… se trata de ir acorde a mis sentimientos, estado de ánimo, emociones de ese momento. Incluso, hay momentos en los que continúo bailando durante mucho tiempo después de que Bas y Gabriel paren de tocar.

Sin embargo, también hay momentos en los que realmente siento que estoy destruida y necesito esforzarme mucho para ponerme de pie y tratar de bailar lo más rápido que pueda. Una y otra vez. Lo que es perfecto porque me hace estar conectada con el concepto. Además, no hay interacción interna entre nosotros, aunque sí una conexión, nos dejamos arrastrar por nuestras energías. 

Silvia Fernández  @siilviafernandez