La creación de un mito: la Femme Fatale

El cine negro americano de los años 40 y 50 nos acercó a una imagen de mujer irreal, muy atractiva y que causaba perjuras a los hombres de su alrededor. Sin embargo, el término y concepto de Femme Fatale se remonta hasta mitos clásicos como el de Circe o Medusa.

femme fatale

En una serie de ilustraciones que realizó Oscar Wilde de la figura de Salomé, la encontramos sujetando la cabeza de Juan Bautista, mientras le mira intensamente, exhibiéndose con una actitud poderosa. Wilde afea sus rasgos y cubre su cuerpo, dejando que los movimientos y la actitud hablen por ella misma. La muestra con una actitud poderosa que dista de la representada anteriormente por el pintor romántico Moreau, la cual destaca por su sensualidad.

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A partir del Romanticismo empezamos a ver cómo se retrata a estas mujeres en el arte como seres dominantes, poderosas y seductoras y que sólo pueden llevar a los hombres al peligro y la perversión. Además, en el siglo XIX se convirtieron en figuras literarias de gran relevancia. Personajes como Madame Bovary (G. Flaubert, 1875), Anna Karenina (Tolstoi, 1877), o Nana (E. Zola, 1880) se desviaron de la antigua tradición que consideraba el papel de la mujer de dos únicos tipos: o una virgen y mujer hermosa o una prostituta. Estas protagonistas femeninas representan la revolución porque toman sus propias decisiones y no se doblegan ante el deseo del hombre, lo que hace que las personas de su alrededor las condenen por ello.

También cabe destacar que para estas mujeres la belleza se convirtió en un atributo dual que las acabó llevando a la ruina. Esta arma de doble filo era, por un lado, su método para conquistar a los hombres y conseguir sus propósitos, pero por el otro, su mayor perdición.

El término se fue popularizando a medida que pasaban las décadas, y hasta incluso el escritor Valle-Inclán reflejó su incertidumbre hacia estas mujeres en La cara de Dios.

“La mujer fatal es la que se ve una vez y se recuerda siempre. Esas mujeres son desastres, de los cuales quedan siempre vestigios en el cuerpo y en el alma. Hay hombres que se matan por ellas; otros que se extravían, tú serás de esos últimos”.

Gilda (1946) es el claro ejemplo de Femme Fatale del siglo XX. En este largometraje, la protagonista se comporta de una forma que desquicia completamente a Jonny Farrell (su antiguo amante), fumando y quedando con hombres a costa de su marido. Farrell está en todo momento pendiente de ella, creando una dinámica de protector hacia una “mujer indefensa”, cuando ella simplemente se está comportando libremente. La figura de mujer empoderada sin tapujos que representa Gilda sirvió como inspiración para muchas otras protagonistas que han llegado hasta nuestros días como La Novia en Kill Bill (2003), Velma y Roxy en Chicago (2002) o Amy en Gone Girl (2014).

Estas múltiples reencarnaciones cinematográficas, mitológicas y literarias, demuestran la idealización de la figura femenina, y que este mito que se ha creado a través de la visión masculina en consecuencia a la liberación de la mujer.

Lidia Recacho @lidiarecacho