La charla se interrumpe, varios miembros del equipo se acercan a felicitar a los chicos. Claudia me dice divertida: ¡Esto es “La Ruta”! ¡Esta gente es familia!
Una vez se han marchado, Ricardo continua: Bueno, continúo. Mucha gente piensa que yo me parezco al personaje que interpretaba en “Cuéntame”, por el mero hecho de empezar tan pequeño, pero ésta es la primera vez que me he podido permitir ser como soy yo, con mis colegas y por eso nunca lo cambiaria. Estoy feliz de poder haber hecho un poco de mí. Eso sí, a veces, de vuelta a casa, me metía en el coche y necesitaba estar en silencio, alejado del nivel de energía que nos exigía el rodaje. ¿Te acuerdas de los mareos que me daban durante el primer mes de rodaje? Me quedaba tirado en el sofá de casa.
Álex: Es que tú entraste muy a fuego con eso de tener que estar arriba desde el minuto cero. Teníamos una metáfora de cómo debíamos vivir el proceso creativo de “La Ruta”. Lo comparábamos como cuando te compras un zumo en una tienda y vas paseado tranquilamente hasta casa, llegando con el brik prácticamente lleno. En cambio, si vas rápido, llegas con el zumo medio vacío. Y eso nos lo recordábamos: que debíamos ir pasito a pasito.
Ricardo: Vivíamos juntos y nos hacíamos chantaje emocional. Había días que a la mañana siguiente tenía escenas muy difíciles de rodar y yo no. Nos daban las doce y media de la noche viendo una película o el fútbol y Álex me pedía si le podía pasar las secuencias que le iban a tocar, yo le decía que no (risas) y el me decía: ¡El zumo tío! ¡El zumo!
¿Pero no es mejor el zumo rápido y frío que ir paseando hasta a casa y beberte un caldo?
Guillem: A mí, el zumo de naranja me gusta caliente (risas).
Claudia: A mí me gusta frío, pero que llegue lleno, que es lo importante.
Álex: Si te bebes solo el culín, no mola.
Claudia: Ellos han tenido su propio proceso, Eli y yo no vivíamos juntas, pero vivíamos puerta con puerta. Entrábamos y salíamos, nos poníamos el despertador a la misma hora para despertarnos a la vez…
Ricardo: Había días que quedábamos a cenar y las llamábamos. Nos decían: “¡uy! estamos muy cansadas” y a la hora nos mandaban una foto con un bandejón de sushi (risas).
Claudia: Decíamos, mira, nos hacemos un piti, nos pasamos el texto y cerramos el día. Luego claro, terminábamos tres horas hablando de mil cosas y solucionando el mundo cada noche.
Elisabet: Eso ha formado parte del proceso creativo de la serie, es algo inseparable. Nos hemos acompañado mucho.
Claudia: Siento que no hemos dejado de trabajar en ningún momento.
Elisabet: Tú con tus miedos y yo con los míos. Nos importaba mucho este proyecto, le teníamos mucho respeto. El equipo se implicó tanto que querías estar a la altura y te rompes la cabeza todo lo que puedes.
Álex: Creo que, a veces, el secreto de que un proyecto salga bien es que haya una línea muy fina entre lo que vivíamos y lo que rodábamos. Hacíamos muchas fiestas, salíamos mucho, nos fuimos a las Fallas…
Elisabet: Las Fallas te hacen entender muy bien el carácter valenciano.
Claudia: La intensidad de la gente de Valencia, que se tira un año construyendo algo para quemarlo en veinte segundos. Algo así pasó con “La Ruta”, la explotaron durante diez años hasta que se vino abajo. Dicen que “Chocolate” va a volver, pero el resto está en ruinas.
Álex: ¡Es que ha sido un rodaje espectacular! ¡A todos los niveles! Ayer me iba a dormir y me puse el colchón, tal y como lo hacía en Valencia, y solo me venían buenos recuerdos. Todo ha sido súper bonito. La luz de Valencia, su temperatura en aquellos meses… Vimos entrar la primavera.
Elisabet: La vimos entrar en varios aspectos, porque eso que dicen de que la ruta es un viaje de la oscuridad a la luz, es totalmente cierto.
Álex: Por eso mismo leo las críticas y no me parecen interesantes. No tienen nada que ver con lo que yo he vivido, sobre todo cuando ha sido tan bonito y tan completo.
Ricardo: Hay que disociar. Generalmente las experiencias en un rodaje pueden ser mejores o peores, pero nunca tan guays como éste. Luego, la serie puede ser peor o mejor y escribir peor o mejor, pero estarán juzgando algo de lo que nosotros formamos parte de una manera muy pequeña.
Guillem: Hay cierta distancia entre lo que se vive, lo que se crea y lo que viene después de estrenarlo. Ha habido una convivencia tan emocional, que ha generado una distancia en la que no necesitas una aprobación externa.
Claudia: Aún así, estoy nerviosa.
Guillem: Pero confiamos en que va a ir bien. Si fuese un desastre nos dejaría muy tocados.
Ricardo: Creo que ha influido mucho el proceso de casting. Ha sido de los más horribles que he vivido. Todo el mundo quería hacerlo. Entrabas cada semana sabiendo quien había pasado o quien no. Fueron unos Juegos del Hambre en los que tuve que aislarme para no pasarlo mal.
Claudia: Yo estaba haciendo teatro durante el proceso de casting y no me enteré mucho. Sí que coincido en que fue muy largo el proceso. No era un casting normal, eran días enteros de trabajo, no era lo típico. Fue algo muy especial.
Álex: Teníamos todos muchas ganas de que nos pillaran.
Ricardo: Y esa es la peor sensación, ya que no te suelen coger cuando vas con esa actitud. Eso, quieras o no, es una mierda para un proceso creativo, ya que provoca una presión enorme.
Claudia: Si tu partes de la base de crear algo para gustar, te estas equivocando. En mi caso yo quiero hacer algo con lo que sentirme realizada y que luego, quizás, vaya acompañado con un resultado positivo por parte del público.
Álex: Todo esto demuestra que había una necesidad de hacer algo sobre “La Ruta del Bakalao”
Claudia: Pero en todos los departamentos. Hubo gente que mandó mails directamente para poder estar en este proyecto. Quizás se deba por el sentimiento “rutero”, que ha llevado a gente del equipo a tatuarse “nano” en alguna parte del cuerpo.