METAMORFOSIS: Mutar no es malo, cuando cambiar se convierte en necesario.

Mutar. Cambiar. Transformarse. Transmutar. Convertirse. Metamorfosear. Hay quien le tiene miedo. Hay quien nunca cambia y hay quien cambia demasiado. Cambiar de opinión, de ambientes, de peinado, de ciudad… O cambiar personalmente. A veces oímos cosas como: “has cambiado” “antes no eras así”… Frases con doble rasero y ambiguas que solamente nos dejan entrever un atisbo de negatividad. ¿En qué momento cambiar se convirtió en algo malo? ¿En algo “no natural”?

“La gente no cambia” dicen. Pero cuando lo hacen, aparece una crítica. Nos gusta lo de siempre, a lo que estamos acostumbrados, tenemos miedo a lo desconocido. Tememos aquello que nos desconcierta o que no acabamos de comprender.

Por ello, hoy os traemos una oda al cambio. Metamorfosear es bueno. Una transmutación necesaria. Cambiar es algo necesario no una equivocación. Supone un giro de guión, una oportunidad para ver todo desde otras perspectivas, desde otros ojos. Para probar (y probarse).

¿Cuántas famosas nos vienen a la cabeza cuando pensamos en un cambio trascendental? Muchas, pero probablemente uno de los cambios más icónicos haya sido el de Miley Cyrus. De chica Disney a polémica. Miley Cyrus es una de las exchicas Disney que más cambios drásticos ha tenido desde que debutó en frente a las cámaras. Poco (o nada) tiene que ver ya con aquella niña de Hannah Montana. ¿Y quién no recuerda las críticas tras la publicación de Bangerz con temas como Wrecking Ball o We Can’t Stop?

Muy adelantada a su tiempo, Cyrus fue víctima de un acoso constante por dejar atrás su tierna imagen de la inocente y femenina Hannah Montana. Criticada por cambiar. Sin embargo ahora Miley es un referente que ha abierto camino a todas las mujeres de la industria musical.

Y por supuesto, no podíamos no nombrar a Demi Lovato. Otra chica Disney brutalmente criticada, atacada, juzgada y analizada. Muy atrás quedaron los tiempos de ‘Camp Rock’…

Aunque cambiar a veces es cuestión de sobrevivir. De adaptarse al ambiente, a las circunstancias. Cambiar para seguir. Ya lo dijo Alberto Ramos: “Tuve que sobrevivir en aguas en las que nunca antes nadé. Claro que no soy el mismo”.

Pero las personas no son las únicas que cambian. También las marcas cambian. Y a veces completamente. Tanto que ya no parecen las mismas. Desigual, por ejemplo, ha sufrido un rebranding en los últimos años que la acerca a la actualidad y la aleja profundamente de sus inicios, más hippies y coloridos. Años atrás ya había cambiado su logo para convertirse en la primera marca del mundo en escribir su nombre al revés.

Poco queda ya de sus inicios florales y patrones psicodélicos. Ahora Desigual se enfoca en figuras transformadoras y reveladoras, tales como Miranda Makaroff o Nathy Peluso, con la que recientemente ha sacado una colaboración. «Ella es el epítome del cambio, la encarnación de nuevos estándares, la voz del nuevo empoderamiento. Esta nueva era celebra el ascenso de un nuevo referente. En definitiva, tanto Nathy Peluso como nosotros, siempre hemos sido fieles a nosotros mismos. Somos quienes somos, sin pedir perdón ni permiso» decía Desigual sobre la intérprete.

Esta transición supone un cambio de 360· en la línea de la marca. Un cambio acorde a los tiempos y que refleja el futuro que Desigual quiere crear. Una apuesta arriesgada pero que parece estar funcionando muy bien.

En esta nueva línea se mueve también Swarovski, con su nueva colección “Metamorphosis”, fotografiada por Steven Meisel y concebida por la Directora Creativa de Swarovski, Giovanna Engelbert. La nueva colección supone el renacer de las familias de joyas Florere, Idyllia, Gema, Dextera y Millenia de Swarovski. Estas, protagonistas de esta campaña, se reinterpretan inspirándose en los motivos de la flora y la fauna.

El cambio inspira, y desde hace mucho. No por nada una de las obras cumbres de la literatura, escrita por Kafka, se llama “La metamorfosis”. Una obra que habla del cambio (literal, no figurado) de un hombre en un monstruoso insecto. Al principio parece un sueño, pero no lo es. Como en la vida, el cambio asusta, pero mutar no es malo, más bien es necesario.

Necesitamos cambiar y no ser juzgados por ello, sin críticas ni remordimientos, sin miedos ni reproches. Porque no es sólo cambiar o transmutar, es evolucionar.

Xiana Fernández @xianafernandezz