“No lo volveré a hacer”, el nuevo disco de Shego gritando al desamor

Las chicas de Shego tienen una cosa clara, pasar por una ruptura es un proceso doloroso, inestable y siempre te deja haciéndote la misma promesa destinada a incumplirse: no lo volveré a hacer. Esta frase da título a su segundo álbum, que dos años después del lanzamiento de “Suerte, chica”, viene para arrasar en el panorama indie español. 

La portada de “No lo volveré a hacer”

Tras publicar los singles “Aunque duela”, “arghHhh” y “La fiesta”, la girlband afincada en Madrid nos regala por fin “No lo volveré a hacer”, un disco formado por 13 canciones con su característica fuerza y crudeza.

El disco pasa por todas las emociones propias de una ruptura: tristeza, rabia, desesperanza, nostalgia… Una montaña rusa de emociones guiada por una variedad de sonidos que van desde el punk más acelerado hasta la balada más sobria a piano. Las canciones siguen una narrativa bastante clara, un proceso con el que todos y todas nos podemos identificar, pero también creando su propio universo. Así, Shego crea un proyecto redondo con sentido en sí mismo, algo que es de agradecer en un momento en el que los álbumes temáticos, con relación entre canciones y una propuesta narrativa, parecen haber pasado de moda.

Las primeras canciones del álbum están marcadas por la tristeza, con el primer momento de negación en “Un secreto” y la posterior aceptación en “Aunque duela”. Tras estos dos tracks, “arghHhh” crea el momento más esperanzador en todo el disco, describiendo el primer día en el que te sientes bien después de mucho tiempo. Su sonido brillante y ritmo más dinámico se sienten como un rayo de sol entre la oscuridad del resto de canciones.

Aunque el título del disco no coincide con el título de ninguna canción, sí que hace alusión a una letra. El cuarto track, “Mantra” repite una y otra vez (precisamente como un mantra) la frase “no lo volveré a hacer” sobre algunos de los sonidos más experimentales del disco. La canción, que se pasa la mitad de su duración repitiendo la frase incansablemente, consigue transmitir en su aparente sencillez una desesperación que va en aumento con la expresividad de sus voces.

Justo en la mitad del disco nos encontramos con la canción “Algunos lunes”, una especie de interludio que rompe con todos los sonidos del álbum. Esta canción sosegada y a piano nos permite parar durante un escaso minuto y medio, llevándonos a un espacio más claro e irreal. Y todo esto se consigue con poco más que una voz sobria, un piano y algunas notas de sintetizador aquí y allá. Este interludio marca una división en el disco entre la tristeza de la primera mitad y la rabia que será omnipresente a partir del séptimo track.

Una de las características más distintivas de las Shego es su forma de abrazar el enfado, el famoso “female rage”, y en esta segunda mitad del disco vamos a tener de sobra. Empieza por uno de los singles, “La Fiesta”, en la que dejan de lado el tema amoroso y hablan de esas amistades tan importantes cuando solo quieres evadirte y pasarlo bien.

La frase “todos juntos entre la mierda” resume el alma de la canción: aunque estés en un mal momento por lo menos estás acompañada. El tema no solo tiene un bonito mensaje de amor y amistad, también refleja las conductas autodestructivas a las que se pueden llegar cuando tocas fondo. La estrofa “Llevo cuatro días en un bucle casi hipnótico/ Cuatro días de empalme y tres semanas probióticos/ Dices que has probado lo más fuerte que has podido, joder/ Ya no sientes nada ya no sientes nada, nada ¡qué bien!” canaliza esto a la perfección. Shego habla de actitudes cuestionables pero no las condenan, simplemente las reflejan. 

La rabia que se lleva acumulando en No lo volveré a hacer culmina con “Curso Avanzado de Perra” y “Te mataré”, los temas más punk del disco. En el primero, Shego actúa como pequeños diablos en nuestro hombro diciéndonos que la única manera de no sufrir es elegir la violencia, siendo, como indica el título, una perra.

Por otro lado, “Te mataré” es de alguna forma la gemela malvada de “Algunos lunes”. Mientras que en el ya mencionado interludio se recordaba el pasado con nostalgia y melancolía, en este track se recuerda desde el enfado y el rencor; dos caras de la misma moneda. Esta ira se expresa con la letra, pero sobre todo con una percusión muy presente y un sonido potente y rápido que seguramente termine en pogos durante los conciertos.

Ya en la recta final del disco, “(es posible)” actúa como un grito entre la esperanza y la desesperación. Empezando como una balada de rasgueo calmado, narra las fantasías sobre el amor futuro, imaginando cómo será volver a enamorarse desde la perspectiva más naif.

Según avanza la canción, la ironía de la letra se va haciendo más latente, llegando hasta el “cuando los polos paren ya de derretirse” y “cuando la vida sea buena todo el rato de una puta vez”, que da inicio a las guitarras eléctricas y batería rompiendo drásticamente con el rasgueo anterior. Con este juego de opuestos, se transmite de forma efectiva la desesperación por volver a estar bien, por volver a enamorarse y que se cumpla ese “cuando dejes de esperar llegará” que repite todo el mundo cuando pasas por un desamor

Por último, “Que muera el amor” finaliza este vaivén de emociones que es “No lo volveré a hacer”. Al contrario de las narrativas convencionales, Shego decide cerrar este cuento de desamor con un final infeliz. Ni esperanza, ni paz, ni nuevos amores, solo hartazgo. Un tema que no es ni lento ni rápido, ni triste ni enfadado, con un mensaje final en contra de la filosofía que nos anima a ver las malas experiencias como lecciones vitales: “Ya no hay nada que aprender, que me deje un poco en paz Dios”. Esta petición de no volver a sufrir pone fin a esta desmitificación del desamor y del sufrimiento que durante 13 canciones solo ve las rupturas como una cosa: una gran putada.

María Elegido @maria_elegido