La democratización del old money y el poder de TikTok en la definición de tendencias

La estética del quiet luxury ha regresado este 2023, aupada por el fenómeno del thrifting y la pulsión de las redes sociales. Desvelamos las claves de esta temporada veraniega y cómo el old money se está haciendo un hueco entre las tendencias de TikTok.

old money

Siempre resulta difícil descifrar los entresijos de una moda; sobre todo, en lo impulsado por medios digitales. El vertiginoso impacto de TikTok acude a la llamada de las nuevas tendencias como elemento configurador de individualidades; no se trata aquí de innovar, sino de “traer de vuelta”.

Algo así ha ocurrido en los últimos meses con la moda del old money, que muchos de nosotros creíamos dilapidada. TikTok ha jugado este 2023 un papel clave en su repunte de popularidad, en cuanto a la introducción de elementos old money en un ajuste natural de los looks. Detalles como el acabado de encaje, la recurrente presencia de tonalidades neutras o los cortes rectos y plisados apuntan al regreso de una tendencia que se propone hoy en fructífera alianza con otras fórmulas como el athleisure o la estética Y2K.

Así, el quiet luxury regresa este año acompañado de matices informales y con un aire juvenil. Rompiendo con su tradicional pretensión, esta nueva apuesta reúne los tópicos más recurrentes del imaginario cultural para “re-adaptarlos” a un lenguaje fresco e innovador, accesible al público.

Marcas como Jil Sander, Canali, Bottega Veneta, Loro Piana o Celine dieron vida a este fenómeno, también en contacto con el mercado de segunda mano: Sarah Pacini, Paola Frani o Marithé François Girbaud son algunas firmas clave en el sector del thrifting.

its.oldmoney via Instagram

En la esfera cultural, su comeback casa a la perfección con el panorama mediático y audiovisual actual. También los movimientos políticos, la agitación social y las presentaciones en pasarelas terminan por advenir la popularidad o el fracaso de ciertas tendencias: en el presente se nutre del éxito arrollador de producciones como Succession, y de la fascinación que ejerce sobre el espectador el estilo de vida de sus protagonistas.

Ya en el pasado atendimos al furor por Gossip Girl y el preppy chic; hoy, figuras de TV como la de Siobbhan Roy apuestan por el “menos es más”. la supresión de elementos y una esterilidad latente.

Si bien la esencia del quiet luxury recae en una suerte de minimalismo exento de firmas o logotipos, se aleja hoy del normcore en su búsqueda de diferenciación. Tomamos nota: lencería, encaje negro, joyería maximalista y vestidos vaporosos, que desafían la sobriedad de sus predecesores. Aunque la sofisticación clásica sigue propugnándose como motor del old money, las RRSS dejan entrever ciertas “vías de escape” a su definición tradicional. 

El fenómeno del thrifting abre, con todo, un fascinante camino al sector de la moda: en redes, miles de usuarias juegan a combinar piezas de archivo con otros básicos de temporada. El resultado se traduce en una alternativa heterogénea y versátil, asequible a cualquier bolsillo. La democratización del old money es ya una realidad y cada día más personas se suman al amplio abanico de posibilidades que ofrece su redefinición. 

Pese a que en su vertiente más prep exhala cierta discreción, hoy en las redes se propone toda suerte de combinaciones. Tomando como referente la figura de it girls de la talla de Sophia Richie o Bella Hadid, se reinterpreta el estándar clásico elevando los detalles y abriendo el foco a nuevas fórmulas. 

Sin ir más lejos, el gym ouftit de Bella ha servido de inspiración a muchas usuarias para procurar un acercamiento más deportivo y desenfadado. Otras, ofrecen sus tips de búsqueda en portales de ropa de segunda mano como Vinted, Vestiaire Collective, Depop o Grailed para alcanzar el estilo deseado en su vertiente de streetstyle. Las propuestas van desde el high fashion hasta alternativas más económicas.

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Esta ola de “New Money” rehúye de los tópicos clásicos de exclusividad o elitismo, descartando el estilo de vida que firmemente se idealizaba para abrir paso a un “lujo alcanzable”, democrático. Dejando atrás la calidad, el número reducido de unidades y el ubranding, se disecciona el quiet luxury en una mirada renovada. 

Como nuestros ‘must’ de esta temporada de verano, apuntaríamos a las faldas maxi largas con cinturón, lencería, corsets de encaje, acabados satinados y puntillas y ribetes para rematar algunos looks más atrevidos, con un contrapunto de print animal. En calzado, botas santiag o con punta de styletto o sandalias de plataforma baja, acompañadas de joyería barroca y bolsos ‘mini’ como el icónico Shopping Bag de Telfar. Vaqueros low rise y abrigos ligeros, de corte recto y urban chic. Si queremos una nota de Y2K podemos introducir algún top con motivos gráficos, colores vivos o accesorios desenfadados.

María Rozados Balboa @mariamevoy____