¿qué es contracultura hoy?

En un contexto de fragmentación e individualismo, de pérdida de identidad común y de consumo de productos culturales globalizados, ¿cuál es la contracultura hoy? 

En los años setenta y ochenta las Ramblas y la Plaza Real de Barcelona se convirtieron en el ágora de los principales movimientos contraculturales, el telón de fondo de la protesta pacífica y la reivindicación del final de la dictadura franquista. Donde ahora solo podemos encontrar a cientos de turistas y el significado literal de la terciarización y la gentrificación en forma de locales abarrotados de souvenirs, antes desfilaban artistas como Ocaña y Nazario, símbolos de la contracultura queer y la disidencia de género. “Me preguntan si soy un travesti. No soy un travesti, soy un teatro y mi escenario es la Rambla…”, decía el propio Ocaña. 

Ficha policial de Nazario, artista que reivindicó la lucha queer a través del cómic, detenido por escándalo público, 1978. Credit: Exposición Underground y contracultura de Barcelona. 

De aquel espíritu que entendía las Ramblas como un espacio de reunión y reivindicación underground solo queda el Bar Ocaña de la Plaza Real, homenaje al icono andaluz. Este fenómeno no es exclusivo de Barcelona, sino que es algo que sucede desde hace décadas en las principales ciudades europeas; solo hace falta dar un paseo por el Camden Town londinense – lugar en el que se originó el punk – o por Le Marais de París – hervidero underground a mitad del siglo XIX – para darse cuenta de que al igual que como sucede en Las Ramblas, estos espacios se parecen más a un parque temático del consumismo que a barrios en los que se gestó nuestra historia reciente. 

En un contexto de fragmentación e individualismo, de pérdida de identidad común y de consumo de productos culturales globalizados, ¿cuál es la contracultura hoy? 

Antes de definir qué es la contracultura es importante conocer qué es la hegemonía. Según el filósofo italiano Antonio Gramsci, la hegemonía es el sistema impuesto por una clase dominante que subordina a las clases menos afortunadas, siendo la cultura uno de los mecanismos que dicha clase dominante emplea para seguir siéndolo. En este sentido, la contracultura es la respuesta a los valores de dicha cultura dominante, al sistema establecido. Son movimientos sociales que van en contra de los valores culturales e ideológicos predominantes en una sociedad, expresados principalmente a través de la música, la literatura y la moda. Según el sociólogo Alfred Willener “la contracultura es una manera de vida que invierte los valores de la sociedad establecida […] como los jóvenes de Estados Unidos en 1965, que en lugar de insistir sobre la competencia, la nación, o el trabajo, insistieron en el amor, el placer y la afirmación de la vida cósmica.”

Todo movimiento contracultural conlleva un movimiento de pensamiento, revolución y expresión. La contracultura es identidad, y la identidad es moda. Por ello, la contracultura genera moda y ciertos códigos asociados a ella, códigos que generan estilos y que décadas más tarde serán capitalizados y llegarán a la sociedad general en forma de inspiraciones y conceptos por distintos motivos, desde la nostalgia – inherente al ser humano – hasta el contexto económico o social del momento. 

A la izquierda, Anna Ewers para Chanel AW15 Campaing inspirada en Soo Catwoman, a la derecha,  icono del punk que trabajaba en Sex, la boutique regentada por Malcolm McLaren y Vivienne Westwood. Credit: Dazed 

Los movimientos contraculturales existen desde hace siglos, ejemplo de ello es el estilo Regency, surgido en Europa como respuesta a la opulencia y la elegancia del Rococó del siglo XVIII. Pese a ello, es durante el siglo XIX cuando se produjo una explosión contracultural sin precedentes y diversos movimientos se han ido sucediendo a lo largo de las décadas, desde la Generación Beat, que surgió como respuesta a la exuberancia económica de los años cincuenta y la reciente creación del “sueño americano”, el movimiento Hippie en los años sesenta en respuesta a un sistema conservador que exaltaba los valores tradicionales, el punk de los años setenta, en contra del sistema ultracapitalista del momento o el movimiento skinhead, en su inicio pacífico pero que con el paso del tiempo se transformó en un movimiento racista y violento.  

Un grupo de skinheads pasea por la plaza Picadilly Circus de Londres, 1969. Credit: Vanity Fair. 

Lo contracultural hoy es el movimiento feminista y el movimiento queer. Igual que los movimientos mencionados, la lucha feminista y la lucha queer buscan romper con los esquemas sociales, en este caso,  los modelos hegemónicos de masculinidad y feminidad, el binarismo y el sistema de roles asociado que no se cuestiona desde hace más de trescientos años.  

Manifestación del Orgullo LGTBIQ+ en la plaza Cibeles, Madrid, 2019. Credit: EFE 

Todos estos movimientos contraculturales han generado estilos y prendas que en su momento eran algo underground, desde las minifaldas de los años sesenta, el estilo grunge de los ochenta, las botas de piel Dr. Martens de los skinheads o el estilo punk de Vivienne Westwood, prendas y estilos que ahora hemos normalizado, pero que en sus inicios eran algo contracultural. 

La diseñadora Vivienne Westwood, creadora del estilo punk. Credit: Vivienne Westwood

Es precisamente la normalización de estas prendas y estilos lo que abre un nuevo debate en el que distintas voces señalan que el hecho de que estos códigos permeen en la sociedad es algo positivo, síntoma de que el movimiento ha sido lo suficientemente relevante, mientras que otras voces señalan que la mercantilización implica la despolitización y la transformación de códigos y símbolos que en el pasado tenían un carácter de protesta en elementos meramente estéticos carentes de significado, y sobre todo, que conllevan la banalización de las luchas iniciales.

Esteban Adamuz  @esteban.adamuz